sábado, 13 de febrero de 2010

Viaje

Buenas amigo, perdone Ud. la molestia, ¿sabría decirme dónde tomo el colectivo que va a Villa Rivera Indarte? Aha, o sea, a ver si le comprendí bien: dos cuadras más y en la vereda del frente. Eso es. Ah, no, Villa Allende no. Villa Rivera Indarte. ¡Epa, cuidado, hombre, cuidado! No se me vaya a caer. Eso es. Agárrese de acá. Ahí estamos. Entonces, retomando, es para el otro lado. Dos cuadras, pero para el otro lado. Sí, entiendo. No el N1 sino el N3. Eso es. Bueno, muy amable, muchas gracias. Que tenga Ud. buen día. Qué hombrecito más amable. Debe haber vivido mucho tiempo por acá. Aunque un poco sordo, creo que se conoce las esquinas del barrio tanto como las arrugas de su cara.

Entonces, a ver, dijo dos cuadras. Acá estamos. Y justo ahí viene el N3. Qué servicio eficiente. Ni cinco minutos de espera y ya tengo un colectivo buscándome. No sé si debo llamar suerte a esto. Aunque creo que va un poquito lleno. Pero bueno, la suerte, como la felicidad, también es incompleta.

Permiso, buenos días caballero. Aquí tiene. ¿Cómo? ¿No son tres cospeles? Ah, es que este no es el servicio diferencial. Claro, disculpe usted. Aquí tiene entonces el cospel. Me guardo los otros dos para el viaje de vuelta. Sí, sí, que ya avanzo, lo que pasa es que está bastante lleno y está difícil avanzar. Disculpe otra vez.

Pero che, está bastante lleno esto, ¿eh? Bueno, paciencia viejo, a ver, si la gente se va corriendo nos iremos metiendo un poco más adentro de esta carbonada. Carajo, ni que fuera una empanada gigante. Pero che, ni un asiento libre. Cuidado con el paquete y paciencia viejo, paciencia.

Y el colectivo lleno, che. Y las ventanas empañadas por el calor de adentro y por el frío de afuera. Pero veo afuera. Veo los carros. Y esos carros en la calle. Qué recuerdos. ¿Te acordás, viejo, años ha, cuando íbamos de Susana a Angélica? ¿Qué era, 1949? El camioncito iba e iba, como tirado por unos burros jadeantes, lentos. Ni con zanahorias hubiésemos podido acelerar al camioncito. Los pistoncitos y los cilindros del motorcito se habrán movido seguramente como el viento y el sonido que emitían asemejaba a un son cubano. Las ruedas de madera, con cubierta de caucho y clavos que lo fijaban al arco de la rueda misma. ¿Era caucho? E iba. Y siempre había algún paisano que quería llegar a la 19 para ir seguramente a San Francisco. Y ahí nomás frenábamos y subían, siempre era uno o dos también. Tal vez alguna madre con el niño que iba del doctor. Y el fardo de heno atrás custodiado por el Tell. Y el mate adentro. Siempre verde y espumoso. Para charlar o para mirar al frente. Y el campo dorado sobre el horizonte y los sauces llorando a la vera del camino. Sobre los postes que sujetaban al alambrado, algunos pájaros. Y así se viajaba. Lento y tranquilo, siguiendo el ralentí del motorcito. Total el tiempo no apuraba. El tiempo no existía; yo no tenía reloj. Y no íbamos rápido. No al menos como este colectivo. A lo mejor el chofer está apurado por llegar a algún lado. Seguramente está apurado. Algo le debe pasar. Pobre hombre. Por como conduce debe tener alguna urgencia. Ya se ha pasado dos semáforos en rojo y los pasajeros, con cada curva que toma, se mueven como bolas de billar en una mesa desbalanceada u organizados como una bandada de gorriones en primavera. Depende de la curva, ¡qué lo tiró!

Carajo, con la última curva, creo que me hice daño el hombro. Casi me caigo. La muerte es sólo la suerte con una letra cambiada. Y encima no encuentro ningún asiento. Por suerte el bastón no se me cayó. Menos mal que el paquete con las facturas tampoco. Pero ya me empieza a doler la pierna. Otra vez. Vas a tener que volver del doctor, viejo. Y, ahora que lo pienso, tal vez no me ven por esos anteojos que llevan. Tal vez por eso ninguno de los pasajeros me ofrece el asiento. Igual no estoy tan viejo. Con la boina parezco más joven. El martes me afeito. Claro que con esos anteojos tan oscuros no deben ver nada. Esta juventud es tan rara, ¡qué lo parió!

Eso me hace acordar a otra noche. Estaba oscuro y hacía frío y siempre en viaje desde Susana a Angélica. ¿O era de Angélica a Susana?, ya no me acuerdo. Sí, tiene que haber sido el viaje de vuelta desde Angélica, porque volvíamos del bar del Aurelio. Habíamos ido después del día con Raúl a jugarnos un chupino y a tomar algo con Aurelio. Para variar, Raúl se tomó algunas copas de más e incluso se tomó también la molestia de subir una botella de caña al camioncito. Yo le dije que no Raúl, no viejo, que tengo que llevar el camioncito y no quiero tomar mientras manejo. Ya suficiente con el tinto del Aurelio. Pero la subió nomás. Yo puse en marcha el camioncito. Y Raúl destapó la botella. Total que nos bajamos medio envase y ya le pedí la botella y tuve que frenar al costado. Lo acomodé como pude debajo de un sauce. Y terminamos la botella. Y nos pusimos a hablar de Mercedes. Qué mujer y cómo caminaba. Si Aurelio se enteraba de que estábamos hablando así de su hija nos ajusticiaba con dos tiros en la frente. Y así nos quedamos a esperar a que saliera el sol o a que se nos pasara el golpazo de la caña. Lo que primero sucediera. Pero no golpazo como el que se acaba de pegar el chiquito de ahí atrás que gracias a una maniobra fiera del colectivero trastabilló y chocó con una señora. Decí que la doña tiene el culo grande, que si no, pobre chango.

Igual avanzo un poco, a ver, permiso, gracias, permiso. Y no hay asientos, la pucha. ¿Pero toda la gente viaja siempre en colectivo? Deberían dejar los colectivos para la gente que no tiene auto. Que no tiene auto y que es de mi edad. Bueno, que no tiene auto. Y además ya me joroba bastante la pierna y el paquete éste con las facturas ya me está estorbando demasiado. Entre el bastón, el paquete y yo que a duras penas me agarro de donde puedo, ya estoy con ganas de mandarlo a la mierda. A ver almas caritativas del Señor, ¿no hay acaso ninguno de estos jovenzuelos que quiera darme el asiento? Insisto además, no entiendo, que con la noche que avanza, qué hacen todavía con los anteojos de sol puestos. La semana pasada leí un artículo que decía que muchas personas usan anteojos de sol para ocultar algo en sus propios ojos. Algunos incluso ocultan miedo. ¡Ah! Tal vez por eso el general siempre llevaba puestos anteojos oscuros. O tal vez estos changos estén durmiendo. Claro, deben estar cansados por el día agitado que seguro han tenido. Está bien, que descansen. Ya van a crecer.

Muchacho, perdone joven, ¿este colectivo no va por la Recta Martinoli? Ah, ya le entiendo, luego dobla por Avenida Gauss y retoma Martinoli más adelante. Gracias chango. No, no se preocupe, siga leyendo nomás, que leer parado es muy incómodo. Total yo ya me bajo pronto. Encima, ¡me caigo y me levanto!, el único ñato que me ofrece asiento está leyendo. Cómo le voy a interrumpir la lectura, eso no se hace. Así vas viejo, con el bastón y estas facturas que más que facturas, con tanto movimiento, ya deben ser una especie de bollo azucarado.

A ver viejo, el papelito, ¿dónde está? A ver, acá está. Veamos, Manuel de Falla, Centro de Almaceneros, ya deberíamos estar. Disculpe niña, ¿se baja en la próxima parada? ¿Ha tocado el timbre ya? Gracias.

Veamos entonces, según el papelito, acá está, ya deberíamos estar. Viejo, vas a tener que ir del doctor más antes que después, la pierna me está jorobando demasiado y con este bastón no te podés hacer el valiente. No sos un mosquetero. Encima la calle y estas piedras sueltas, yo no sé quién carajo es el que está a cargo del mantenimiento de todo esto. A ver, el timbre, ¡hola Mercedes! ¿Cómo estás, mujer? Siempre buena moza e igual de guapa vos, ¿eh? Callate, que yo estoy hecho un viejo choto ya. Sí, disculpá la demora. Tuve que tomar un curso de supervivencia personal para llegar. Vivís lejos che. Que no, que no me quejo. Que no soy un quejoso, sólo digo lo que pienso, pero dale, era una broma nomás. Que me gusta mucho este lugar. Parece bien tranquilo. A parte, está bien alejado de la ciudad, se lo ve muy tranquilo. A la noche seguro que ves algún zorrito por la zona. Ah, liebres, bueno, más o menos a eso me refería. Che, ¿te cortaste el pelo? Te lo teñiste. Me di cuenta con sólo mirarte. Sí, hacía rato que no te veía. Es que vos viste, con el bastón se me complica un poco. La próxima vez vengo en taxi. Claro mujer, que para eso he ahorrado durante mi vida, para tomar taxis. ¿Vos viajás en colectivo? Acá tenés, dos cospeles. Pero dejá de embromar, que me vas a hacer enojar, che. Que no me costaron nada. Los encontré en la calle. Sí, de verdad, en el centro. Iba caminando y vi un reflejo. ¿Viste el papelito ése? Sí, el envoltorio, ése mismo. Bueno, algún descuidado los tiene que haber perdido y yo los agarré. No te das una idea del trabajo que fue levantar el paquetito. Vamos, los tres cospelitos. Sí, que cuando los vi, primero me fije por ahí a ver si alguien andaba con cara de haber perdido algo. Pero nada che. La gente pasaba y yo no sabía si seguir o levantarlos. Así que esperé un ratito y mientras esperaba miraba a los albañiles de la obra del frente. ¡Cómo laburan! Se pasan entre ellos los ladrillos y los baldes con mezcla de un piso al otro como quien se pasa el salero en la mesa. Ah, hablando de salero, traje facturas. ¿Qué? Ah, los cospeles. Y sí, al final tuve que apoyar el bastón contra la pared. Pero tuve que hacer un esfuerzo, que no te imaginás. Y encima con el paquete. Tenía miedo de que alguien lo pisara mientras juntaba los cospeles. No che, nadie se acercó a ver si necesitaba una mano. ¡Menos mal! A ver si me preguntaban por los cospeles. Con qué cara les decía yo que estaba levantando mis cospeles si ni siquiera eran míos. Pero bueno, como nadie los levantaba, después de un buen trabajo, me los apropié. ¿Y los lentes? No, son los mismos de siempre. Debe ser la boina, me dijeron que parezco ese actor irlandés con la boina y la barba. Ése, el que hacía de detective. ¿Cómo se llamaba, che? ¡Bond! Ah, no era detective. Era agente secreto. Bueno, que es casi la misma cosa. Sí, debe ser la memoria. Sí, vos sabés que López me dijo que tengo que comer más pescado, que es bueno para la memoria. De hecho, recién venía pensando que tengo que ir a verlo otra vez porque me está jorobano la pierna de nuevo. Pensé en la humedad pero no sé. Yo creo que son los años. Ya no hay vuelta atrás. Y hablando de pierna, mirá, traje facturas. Ah, ya te habías olvidado vos también. Se ve que no soy el único que le anda esquivando al pescado. ¿Andás ya con agua para el mate? Dale, está bien, tomá, dejá el paquetito adentro y luego nos tomamos unos matecitos. Que ya anochece. Yo cebo, está bien. Dale, apurate, traé las flores y después volvemos. Cuidado, no te apurés tanto que te vas a caer. Sí, ya sé que queda acá cerca. No es la primera vez que voy. Que sí, no te pongas mal. A ver, vení, vení. Tranquila. Seguro que sí. Ya sé que me quería. A vos también te quería mucho. Tomá mi pañuelo. ¿Y que si le gustaba el mate? No le va a gustar. ¿No te acordás? En el camioncito él se encargaba de cebarlo. Que sí, que si estuviera acá seguro que se tomaría unos verdes. Dale, me quedo a dormir. Ya es tarde. Pero vamos, traé las flores, y se las llevamos. Y volvemos. Que el viejo Raúl seguro que habría querido tomarse unos mates con nosotros.

6 comentarios:

Graciela Llados dijo...

# Me parece que los diálogos se entienden mejor
-Buenas amigo….etc.
#La introducción sitúa bien el lugar: la calle y al personaje: tiene alguna discapacidad.
#Modismos españoles ACTUALES: que si hombre…que no hombre…¿es la idea?
#A que General te referís? ( me pareció Franco. ¿Es una burrada?
#Como el monólogo va y viene del recuerdo a lo que pasa en ése momento estaría bueno denotar el feedback.
#Uso de diminutivos (camioncito, motorcito, pistoncito, papelito) ¿por qué tantos?
#Vocabulario... “del doctor...” me imagino que es para dar un toque “rural” del personaje, por otro lado hay referencias como “son cubano” “me hice daño”
“incluso” “curso de supervivencia”.
#Paquete, Papelito, paquetito, ¿adonde están las facturas? ¿adonde están los cospeles? resulta un poco confuso.
#A mi me gustaría titular el texto:
-Vivencias de un viejo amarrete-
Un abrazo Lucas

Lukaka dijo...

Graciela! .. esta vez nos comunicamos vía Blog! no es poca cosa!

Bue, acá van algunas aclaraciones:

#Modismos españoles ACTUALES: la verdad es que no lo pensé, salió solo ...

#A que General te referís?: A ninguno en particular y a todos en general. Creo que usan los lentes oscuros para esconderse (buscá fotos de generales, sobre todos los de gobiernos militares; todos con lentes de sol). Por otro lado cuando no podés mirar a alguien a los ojos (mostrando los tuyos) es -creo- o porque tenés miedo o porque no estás hablando con la verdad. Y el miedo se ve a través de los ojos.

#Como el monólogo va y viene del recuerdo a lo que pasa en ése momento estaría bueno denotar el feedback: no entendí bien a qué feedback te referís ...

#Uso de diminutivos: bueno, yo suelo hablar así cuando hablo de algo que pasó ... es cosa mía.

#Vocabulario: Seee, mi abuelo hablaba así. Él iba "del doctor".

#Paquete, Papelito, paquetito, ¿adonde están las facturas? ¿adonde están los cospeles? resulta un poco confuso: Las facturas está dentro del paquete que el viejo lleva. Los cospeles los encontró en el piso. El papelito es el envoltorio de los cospeles...

#A mi me gustaría titular el texto: jajaja, pero, ¿por qué amarrete? ¿Te lo imaginás amarrete al viejo?

Saludos!

Lucas

Graciela Llados dijo...

feedback, el texto va y viene, me cuesta un poco enganchar, pero será cosa mía.
Amarrete porque en vez de viajar en taxi hace todo ese periplo. En realidad es una broma. Cariños

Lukaka dijo...

Ah, ok ... sí, es verdad, el texto va y viene. La idea fue tratar de mostrar cómo el viejo se va acordando de lo que había vivido en función de lo que va observando. Por ahí un poco más de claridad en el texto ayudaría a que sea más entendible ésto...

Y lo de amarrete ... :-) ... es que si lo mando en taxi no puedo contar la historia ... jejeje

Besos

Che Pereyra dijo...

Hola! A mí me gustó el texto, y me parecióbien claro.
Es más, el vocabulario está bien tratado, al punto de que si se le quitaran los "ya soy un viejo choto", etc. se comprendería que se trata de un anciano.

La duda: Al final, van al cementerio? a llevarle flores a Raúl? De noche?

Abrazo.

Buen blog.

Lukaka dijo...

Hola Che Pereyra ... antes que nada, gracias por el comentario. Y en respuesta, sí, van al cementerio a llevarle flores a Raúl ... de noche, no sé por qué, me quedó así ... y ahora que lo pienso es bastante feo ir de noche al cementerio ... a ver si luego lo cambio ... abrazo! Lucas