miércoles, 30 de septiembre de 2009

Sin batería

(Lucas Aimaretto; 19 de diciembre de 2008)

Y un día se apagó. Tenía muchos amigos, y cada uno en particular tenía un espacio guardado celosamente dentro de su memoria. No dentro de su memoria infinita. Pero dentro de su memoria limitada. Claro, volver a tener amigos fue tan simple como recargar la memoria limitada. Y así, ese alguien –que para darle forma humana podemos llamarlo, por ejemplo, Alguien– volvió a tener amigos.

Alguien, cada cierto tiempo, perdía a todos sus amigos. No porque fuera descuidado y los descuidara. No. Simplemente el pobre Alguien se quedaba sin memoria limitada. Pero, vamos, que era simple volver a tener amigos. Sólo bastaba con poner nuevamente en funcionamiento la memoria limitada que cuidaba y recordaba sigilosamente a cada uno sus amigos.

Pero un día, Alguien, que como de costumbre se había vuelto a quedar sin amigos, intentó recuperarlos bajo la ejecución del método tradicional hasta entonces empleado. Y ahí sí que se las vio fieras. La batería que daba de comer a la memoria limitada no chupaba electrones. Y mirá que la había conectado a la pared y bien, ¿eh? No es que Alguien fuese demasiado estúpido como para no saber cómo conectar una batería. No. Estúpido no era. Lo que en realidad sucedió fue que los electrones que daban de comer a la batería se habían cansado de trabajar. Y así, sin memoria limitada, Alguien ya no supo cómo ni dónde ubicar a sus amigos y se quedó solo.

¡Me he quedado sin amigos!, sollozaba Alguien con los ojos brillantes por las lágrimas a punto de emerger y con sus pupilas dilatadas y vacías. Todo por culpa de unos electrones que se habían cansado de trabajar, pensaba Alguien. Como si no ganaran bien, ¡hijos de puta!, gritaba Alguien desesperado. Pero el que Alguien se quedara sin amigos no era culpa de que los electrones se cansaran de trabajar. Era culpa de los Alguien. De todos los Alguien. Y todos esos Alguien que andan dispersos por ahí, día a día restringen sus infinitas memorias y las limitan a la limitada capacidad de la memoria de bolsillo. Y si bien esto es un cuento que intenta asustar (sólo para tranquilizar a los lectores, Alguien recuperó a sus amigos) los pero existen. Y un día, este pero se va a hacer realidad, y los electrones, sin pero, se van a cansar de trabajar.

4 comentarios:

Hora Ferreyra dijo...

Tengo que volver a decir (como dije en el comentario del cuento de Darío) que soy bastante pavo para entender textos.

La primera vez que leí el cuento me quedé con una sensación de What the fuck que me incomodaba. Ahora lo releo, y creo haber entendido la crítica (que comparto) al mundo de hoy en día.

Me gusta el todo de humor sutil (como llamar a alguien "Alguien") y la moraleja apocalíptica (aunque no la difundas mucho, que te vas a quedar sin laburo). Me abre bastante la cabeza ver que un cuento puede tratar sobre esto...

Abrazo.

Clara dijo...

Hola Lucas!
Hoy me senté con mate en mano y me hundí en nuestro blog a criticar.
¡¡ acá voy!!
• La primera oración ‘Y un día se apagó’ no me parece una buena invitación a seguir leyendo, la siento como si después de golpear la puerta de una casa alguien la abriera y la cerrara sin dejarme ni siquiera decir hola.
• tener o no tener ¿esa es la cuestión? Como yo creo que los amigos son animales exóticos, brutales, y la amistad es una obra exquisitamente desmesurada y excesiva, en mi mundo la memoria para estos animales aunque no es infinita parece serlo.
• Al final decís “Y si bien esto es un cuento que intenta asustar … los pero existen. Y un día, este pero se va a hacer realidad, y los electrones, sin pero, se van a cansar de trabajar.” Primero decís “los pero” y después decís “este pero”, segundo ¿qué son? pareciera como si fueran una cosa, una maceta o una olla. Intuyo algo pero no termino de verlos.
• Me gustaría que no tranquilices a los lectores, me gustaría más terror y si pudieras agregar algún amigo despechado que con tramontina en mano, le pidiera explicaciones a Alguien por su abandono me gustaría más.
Un abrazo Lucas y no te ofrezco mate porque se enfrió.

Dario Palminio dijo...

Lucas! Primeramente lo leí muy rápido y no lo habia entendido por lo que lo re-leí. Pero la verdad es que es bastante claro y me gusto bastante el cuento. Me gustan mucho los cuentos que dan un mensaje, moraleja, enseñanza o una idea de algo que valga la pena. Y si te atrapan mucho mejor. Por lo que me gusto eso de: "día a día restringen sus infinitas memorias y las limitan a la limitada capacidad de la memoria de bolsillo".

Las observaciones que podría hacerte son las siguientes:
Me parece que se podría re-frasear la parte que dice: "No dentro de su memoria infinita. Pero ...".
El comentario entre paréntesis -al final- se lo sacaría.
Me parece que también se podría redactar de otra manera la parte que dice: "Y si bien esto es un cuento que intenta asustar (...) los pero existen.".
Buscaría la manera de mejorar el final.

Saludos!

Dario Palminio dijo...

Ha me olvidaba! Sobre la redundancia que dice: "...las limitan a la limitada...". A mi tambien me pasó lo mismo en el escrito, en alguna lo habia hecho a drede pero en otras no! No se cual es este caso.

Saludos!