miércoles, 30 de septiembre de 2009

Tres disparos


Tensos sus dientes. Tensa la mano de su padre. Tensa la cuerda que algún día se va a cortar.

- “¡Déjame de romper las p…...! ¡Loca de m.....!! ¡Qué! ¿Querés que sea un cura?”
El padre le gritaba a su madre cuando salía con el tío en dirección al bar del barrio. Al mismo tiempo que este cerraba la puerta que daba a la calle, él abría la del ropero para escapar de su oscuro refugio de escape.

Ocho años tenía el niño. Menudito, blanquito, casi transparente, tímido y silencioso. Con rulitos y de ojos serenos y profundos, tan profundos que daba vértigo verlos. No parecía hijo de esos padres. Como si la naturaleza hubiera premiado a esa pareja equivocadamente y ellos nunca se percataron de eso. Dicen que “Dios no juega a los dados…” pero parece que se le escapó una partida!

Su madre era una cristiana devota y su padre el de bota. Si…Su madre se persignaba hasta con las manos atadas y su padre, militar, desfilaba hasta para ir al baño. Parece paradójico que sean pareja y se hayan mantenido siempre unidos en esta oscura complicidad familiar.

Esa madrugada, triste y lluviosa, llegó su padre con alboroto y comenzó el cotidiano calvario ritual. El niño huyó a su temerario “refugio del temor” y sus padres, como jauría de hienas hambrientas en riña encarnizada, daban vueltas el lugar insistidas veces.

Por sus venas latió un caudal de veneno ardiente a punto de solidificar. Ese día tuvo un pensamiento turbio: tomar agazapadamente el revolver de su padre. Tímido, con decisión se plantó. Temblando, no sé si de miedo, de ira o porque le pesaba el revolver, salió del armario a pacificar entre llanto y gozo. Tenso su dedo. Tensó el gatillo. Tenso el sonido. Sintió, en la vibración de sus brazos, los tres estruendos que tranquilizaron la vorágine. Abrió los ojos. Allí estaban los cuerpos de sus padres, como cuadro abstracto y postmoderno, teñidos de un rojo paz...

Transcurrido un largo silencio se oyó un ruido familiar, como de arrastre, un golpe de puerta al cerrarse…

El niño tímido salió de su escondite. Los tres estruendos estaban siendo barridos por su mamá. Tres piezas menos del jugo de platos familiar.

¡Algún día la cuerda se va a cortar y... no será por lo más delgado!

3 comentarios:

Hora Ferreyra dijo...

Soy bastante pavo para entender los textos, así que lo tuve que leer tres veces.

Me gusta la imagen de "el niño" y me gusta mucho el clima que creás. El juego de "tensó" y "tenso" también me gustó.

Definitivamente le sacaría la última línea... Y yendo un poco más lejos, también le sacaría la penúltima. Debe ser que Pablon me tiene traumado con los finales!

Abrazo.

Majo Arrigoni dijo...

no sé si me gusta o no el cuento, pero me impresiona. tiene una estética que me molesta, pero ayuda al clima quizás.
me resulta redundante el "escapar de su refugio de escape", el "temerario refugio del temor".

hay algo que me hace ruido: la historia parece contarse a sí misma hasta que apareces vos en un "Temblando, no sé si de miedo" que me desconcierta.

con respecto al final, me parece que tiene tanto de sorpresa como de obviedad.

Clara dijo...

Darío, me gusta la historia, los personajes y el final, ahora vienen las críticas:
• El inicio ¿en qué momento de la historia está situado? Porque no termino de saber si todo transcurre desde el pasado o el comienzo se ubica en la escena del desenlace para después volverse al pasado.
• No me gustan las frases ‘escapar de su refugio de escape’, ‘temerario refugio del temor’, ‘Tenso su dedo. Tensó el gatillo. Tenso el sonido.’. La primera me parece como dice Mjo es redundante, la segunda además de redundante le quita espesor espesor al relato, saca al autor de su escondite y le pone reflectores y toda la atmósfera se cae. En la tercera me parece que la intención de repetir la palabra es ganar en densidad acerca del momento, pero termina siendo sólo un juego de palabras y no contribuye a la atmósfera ni al relato.
• “Tensa la cuerda que algún día se va a cortar.” “¡Algún día la cuerda se va a cortar y... no será por lo más delgado!” me parecen que insinúan algo que habría que desplegar un poco más.
• Me gustaría que el autor no contara tánto sobre los personajes y que se pudiera ver eso que cuenta en las acciones y los gestos de los personajes.
• Me gustó lo de ‘devota’ y el ‘de botas’.
• Me gustó la descripción del niño aunque el dato de la edad me parece que no agrega nada.