sábado, 28 de noviembre de 2009

La finalización de una Era


“Todo concluye al fin” como dijo ferozmente Tango en una canción que resultó ser bastante popera; lo cual confirma varias cosas, entre ellas, que se puede llamar tango a lo que queramos en la Argentina como argentinos con habla hubiere dependiendo la época.

EL jueves se terminó,

en mi casa.

Fue la fiesta más heterogénea de las que he participado en mi vida y eso que he estado en Dorian Grey,

y eso que sido parte de asados de agrupaciones políticas estudiantiles,

y eso que estudio comunicación en la Escuelita.

Cuando pensé en un adjetivo para devolverles que hiciera primero foco y después dejara así como un alo o un reflejo de todos casi me agarra una convulsión; así que abandoné la tarea.

En vez de eso que hubiera sido mucho más simple, pero lo fundamental hubiera ocupado menos espacio decidí el texto aún sin saber que iba a poner, desobedeciendo a Quiroga en su decálogo del perfecto-cuentista-.

Reunirse en un lugar a leer y a escribir suena hoy casi impensado. Gastar el tiempo, querer que no se acabe nunca, estar dispuesto a pagar el doble si es necesario para que no se acabe nunca, me hace sentir que un poco de patetismo todavía gira sobre nosotros y me sirve para que nos demos asco cuando pensamos en eso y por resolución lógica-para Lusaka- cuando nos miramos al espejo.

Creo que este texto nunca empezó, que siempre fue final desde la primera línea; desde la canción de Pablo..”esta es la despedida de sexto B..”creo que escuche mientras ponía la mesa y Clara movía el Chop-suey y por dentro puteaba el fuego tibio y lento de la ornalla más chiquitita que resultó ser la más fuerte.

Encima Lusaka decía algo que “lo nuestro duró.. lo que duran dos peces de hielo en un güisqui on the rocks..” en realidad no lo decía lo pensaba mientras sonaba mi guitarra media desafinada; y no lo decía porque es lógico pero también es tímido para cantar sobrio. Espero que después de casa no se haya ido a visitar cenicientas en la esquina para solventar la depresión de la despedida.

Y digo que fue una despedida porque como me resulta claro reconocer todos de alguna manera se estaban yendo; bueno Hora se fue directamente , yo creo que no tenía nada que hacer-porque cuando le preguente no supo responder- pero se me dio por pensar que si comía y se quedaba hasta el final iba a estallar en llanto después y el lo sabía y por eso se fue.

Juli trajo frutillas, para ser inconciente de que todos se estaban yendo. Va de que el taller éramos todos y que el taller se estaba yendo y eso nos llevaba a irnos a todos, ni idea a donde, pero a un lugar para esperar el año que viene cuando comience el próximo.

La que llegó temprano y escribió y todo- creo que le inspiraron las escaleras de la entrada de mi departamento fue Graciela, que no solamente puso órden dentro de la herogeneidad que podría haber terminado con alguien muerto en el departamento o ahogado en el inodoro o… sino que fue el pie casi como la pieza indispensable sin la que Darío no podría habernos demostrado a todos de manera magistral y con un silencio que a algunos empezó poner incómodo “el poder de su mente”. Y suena a película de ciencia ficción y creo que a más de uno le agarró miedo porque terminaron yéndose al balcón con la excusa de fumarse un pucho.

Por ejemplo Marcelo, y mirá que a Marcelo le creo- aunque Clara ebria afirme lo contrario-porque él es psicólogo y los psicólogos tienen algo; entonces hay que bardearlos, decir que son una mierda o creerles todo. Frente a eso no se me ocurren muchas opciones.; por lo menos a mí, a Marce seguro que sí; esas son las que me dan miedo.

Hubo resto que no estuvo, que no estuvo hace mucho como Majo que debe haber escuchado por ahí que queríamos vengarnos de ella y por eso se escapó-nadie sabe tampoco a donde- pero la reflexión sobre los lugares esta en otro posteo.

Pasaron algo así como dos días y me levanté y me puse una consigna: “tenes que ponerte a estudiar nena” y como hicimos casi todos durante estos tres meses me revelé a la consigna y dije voy a escribir un texto sobre el fin del taller; prendí la compu, no andaba Internet, “la puta madre” pensé, pero lo escribí igual, entremedio resucitó la señal asi que ahora lo subo mientras este texto se sigue terminando. Esta era la lógica del blog no?.

4 comentarios:

Pablo Natale dijo...

Bello el texto.
Que es, pienso, como un viaje. Que se revela contra el decálogo de Quiroga, sí, que se encuentra y se pierde a sí mismo a medida que transcurre (como me planteaba, antes de que empezaran, mi idea de "los talleres).
Que es, pienso, consecuencia del poder de observación (encantado con ese poder), del poder de escucha y del juego de juzgar de dos o tres modos las cosas (ser ambiguo, no ser tajante. Para lo tajante está la escuela, la iglesia, la ética, el fútbol, el estado).
Y que es, pienso de nuevo, como uno de esas sensaciones de los personajes imaginados por Chejov. Sensaciones no dichas sino retratadas, hechas acto. Actos con actos con actos.

"El fuego tibio y lento de la hornalla más chiquitita que resultó ser la más fuerte".
"El fuego tibio y lento de la hornalla más chiquitita que resultó ser la más fuerte".
"El fuego tibio y lento de la hornalla el fuego tibio y lento que resultó ser la más fuerte".

Dormirme cantando eso.
Dormirme agradecido por eso.

Lukaka dijo...

Qué poder de observación. Adhiero al comentario de Pablo.

Me gustó bastante. Espero que no sea un punto final. Espero que sea un punto y aparte.

Dario Palminio dijo...

¡Que ocurrente! jaja
P.D.:
"...del poder de escucha y del juego de juzgar de dos o tres modos las cosas..." :) Pablo...¡exacto!

Graciela Llados dijo...

Flor
Me resultó conmovedor tu texto fresco, sensible,memorable. Un beso y gracias por el regalo