jueves, 15 de octubre de 2009

El jardín

El enano respira, te mira, sonríe
y enchufa el enchufe de la radio en la pared.

El electrón se mueve por el cable,
atraviesa el enchufe, excita la radio
y mueve las torpes piernas del enano del jardín.

La enana se acerca, se aleja, le guiña un ojo
y balancea su cartera con frenesí.

El enano la mira, se acerca, se sonroja
y Bob Dylan cantaba Blowin’ in the wind.

El titiritero los mira, espía, sonríe
y desenchufa el sol del 27 de otoño de ese abril.

1 comentario:

Pablo Natale dijo...

Hay algo en este texto que no puedo dejar de mirar.
Pienso, primero, que es un texto "contenido" (como si fuese un loco atado).
Tiene tres personajes, relaciones raras entre ellos y una canción de Dylan, todo en muy poco espacio. Pienso, además, que parece una maquinita (¿recuerdan el regalo, el moño del regalo, el cuento cerradito y perfecto?): una de esas cajas de música, que uno escucha y mira y mira y se pierde (no en el sentido de "no entender", sino en el sentido de "contemplar"): ¿El enano enchufa una radio? ¿La enana baila, balancea su cartera? Y entonces el titiritero apaga el sol(?!), y es como si dios existiera, y fuera bueno y los castigara mandándolos a dormir (quizás es el título -un acierto- lo que me hace pensar en dios).
Y pienso, también, qué tiene que ver este texto con las otras cosas que leí de Lucas: quizás, en común, las relaciones de pareja. Quizás, los juegos de palabra, el humor. Aunque acá hay algo menos, ¿o algo más?